viernes, 17 de diciembre de 2010

Políticas 3: La radio argentina, de los pioneros a las cadenas

En 1920, Susini, Carranza, Guerrico y Mujica realizan la primera transmisión de radio. Se trataba de una transmisión experimental de la ópera Parsifal desde una antena ubicada en la terraza del teatro Coliseo hacia 50 aparatos receptores. Estos pioneros conforman LOR Radio Argentina, una sociedad concebida como actividad lúdica, formada por radioaficionados y financiada por sus propios dueños, sin publicidad ni subvención.
En ese momento el único marco legal vigente era la Ley 750 y ½ de Telégrafos Nacionales, sancionada en 1875, y la Ley 9127 de Servicio Telegráfico, sancionada en 1923, que establecía el monopolio estatal de las comunicaciones por considerarlas relacionadas con la seguridad del país. Es decir que la radio, en sus comienzos, careció de una regulación específica. En 1920, los permisos de radiodifusión eran autorizados por el Gobierno Municipal de la Ciudad de Buenos Aires, el Ministerio de Marina y el Ministerio del Interior.
Hacia 1923 coexistían en nuestro país cuatro radios y tres modos de financiamiento distintos: Radio Argentina, mantenida por sus dueños; Radio Sud América, financiada por los empresarios del sector de comercio de aparatos receptores; y Radio Cultura, que había obtenido un permiso municipal para intercalar publicidad. Este mapa habla de una indefinición inicial por el modelo de financiamiento del medio, cuya intervención y planificación por parte del Estado estaba reducida al mínimo, quedando librado a la iniciativa privada.
Recién en 1924 el Poder Ejecutivo Nacional (PEN) dicta el primer decreto específico que menciona al broadcasting como difusor de manifestaciones culturales. Esta normativa dividía a las estaciones en dos clases según su potencia (A ó B) y establecía que las licencias debían ser otorgadas por el Ministerio del Interior o de Marina, que las mismas eran personales y caducaban cada 31 de diciembre.
En el mismo año, Jaime Yankelevich compra la licencia de Radio Belgrano y plantea un modelo de radiodifusión de sesgo populista, caracterizado por el show y el entretenimiento popular, cuya audiencia se tornó inmediatamente significativa. Así impulsó a la publicidad como el modo de financiamiento preponderante de la radio.
En 1925, el presidente Alvear amplió la regulación del ´24 para introducir menciones a la calidad de los contenidos. Para entonces, aparece el primer multimedio, Radio La Nación, cuya propiedad era cruzada con el medio gráfico.
En 1927, la esposa del presidente, Regina Pacini de Alvear, impulsa la creación de Radio Municipal, siendo ésta la primera radio estatal. Al año siguiente, un decreto presidencial traslada el control de la radiodifusión a Correos y Telégrafos, reconociendo al especificidad de esta modalidad de distribución de información.
Con el segundo gobierno de Yrigoyen aparece la primera reglamentación nacional específica, integral y exhaustiva sobre los servicios de radiodifusión, constituida por un Reglamento que establecía normas en relación a los contenidos, a la mensurabilidad de la propaganda y al sistema de licencias para el cual los propietarios debían abonar una cuota anual.
Entre 1930 y 1946 la radio define su futuro. Debió enfrentar la oposición de la prensa escrita, que intentaba impedir que el nuevo medio se financiara por publicidad, quitándole una parte sustancial de los ingresos. Los diarios de la época postulaban que la radiodifusión debía ser un “servicio público”.
En 1935 la Editorial Haynes funda Radio El Mundo. Entre las condiciones de adjudicación de la licencia, se solicitaba que dos horas de la programación debían ser cedidas al gobierno nacional. La editorial, renuente a aceptar dichas condiciones, propone la donación de un edificio y de toda la infraestructura necesaria para que el estado tenga su propia emisora, liberándose de este modo para siempre de su obligación de ceder parte del espacio de programación. Así nace Radio Nacional, lejos de cualquier iniciativa del sector público y por impulso del sector privado.
En 1938 se encargó a una comisión especial el diagnóstico a nivel nacional del sistema de radiodifusión. Entre 1933 y 1946 se sancionaron normas técnicas y operativas, como así también de control de los contenidos políticos y sociológicos mediante la censura previa. Estas normas establecían que en las sociedades de medios la mayoría de los miembros debían ser argentinos y que éstas estaban impedidas de transferir sus licencias.
En el interior del país, el mercado era difuso. La industria cultural de la radio desplegó una estrategia de star system que consagró a las figuras estelares de Buenos Aires y forzó a la mayoría de las emisoras del interior a suscribir acuerdos de programación con esta región, anunciando lo que será luego el funcionamiento del sistema en cadenas. En Buenos Aires, tres emisoras se consolidaban en posición oligopólica: Radio el Mundo y Radio Belgrano (que conformaron las dos redes hacia el interior) y Radio Splendid. Fue la época en que se produjo un aumento significativo de los niveles de audiencia y comenzó a ganar protagonismo el radioteatro con Luis Sandrini, Niní Marshall y Los Pérez García, así como también los programas de fútbol y tango.
Como antecedente al surgimiento de la TV podemos mencionar el otorgamiento de una licencia para experimentación por parte del gobierno de Farrel a Martin Tow, proyecto del que se desistió un año después sin haber alcanzado resultados significativos.
En el período 1920- 1945 podemos distinguir dos momentos. El momento amateur de la década del 20, en el cual el Estado no tiene mayor injerencia y la actividad privada se constituye en la principal impulsora del medio, en el marco de un estado liberal gobernado por la UCR. Un segundo momento comienza en 1930: el medio se profesionaliza y el gobierno de facto se hace presente mediante normas detalladas, específicas y censoras.
Los primeros 25 años de la radio son claves para el sentamiento del sistema de financiamiento por publicidad, modo que luego será retomado por la televisión, y se define un modelo de producción y distribución de contenidos con cabecera en Buenos Aires, ambos factores que alejaron a la radiodifusión de una concepción de servicio público.
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Bibliografía:
Agusti, M. y Mastrini, G. (2006) Radio, economía y política entre 1920 y 1945. De los pioneros a las cadenas. En: “Mucho ruido, pocas leyes: economía y políticas de comunicación en la Argentina 1920- 2004. Mastrini, G. (Coord). La Crujía, Buenos Aires.

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