
Hay días en los que me levanto y quisiera deshacer todo, como se deshace un pullover cuando uno se equivoca en el tejido: tirando del hilo hacia atrás, viendo como se desarman uno por uno los puntos y se van restando una a una las hileras, quendando las cabecitas redondas y huecas, listas para ser enhebradas otra vez
y comenzar a retejer, como si nada.
Extraño cuando me podía equivocar.
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