
"El pasado nunca deja de moverse, aunque parezca algo inmóvil.
Como la nieve.
"Y los copos de nieve que entonces se movieron empujados por una descarga de energía y nosotros ahí, como si habitáramos en uno de esos globos de plástico y vidrio que un ser superior, o apenas un gigante, agita para crear una tormenta blanca y priosionera.
Una tormenta que cabe en la palma de la mano que la invoca y la sostiene.
Y nosotros ahí dentro, felizmente atrapados, entre tus dedos."
R. F., "El fondo del cielo"
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