desde ese "no" radiante e injertado
en la verde y parda cicatriz del momento.
Qué es éste -preguntas- y yo,
junto a las grietas de tu desmembración,
te he respondido:
el bosque es la memoria de sí mismo,
esta frágil astilla
que fluye por mi sangre navegable
y viene a encallar en la grava del corazón.
Me pides palabras. Y yo las diré:
desde el instante en que aprenda
a no darte nada.
Paul Auster
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