viernes, 24 de diciembre de 2010

Atia de los Julios

Una versión de la leyenda asegura que ella murió doce años antes. La otra, la que más me gusta a mí, cuanta que Atia de los Julios, la mujer más impactante de Roma, estuvo en el palco del senado aquél día en que su hijo se proclamó emperador.
Pocas mujeres tuvieron tanta influencia entre las siete colinas de Roma como Atia de los Julios. Su extraordinaria belleza y quinientos años de linaje familiar aristócratico le dieron el poder de influir en las decisiones de los grandes hombres. Su gran amor fue Marco Antonio, a quien adoraba profundamente, pero con quien tenía una relación tortuosa e imposible.
Su hijo César Augusto, o Cayo Julio César Octaviano, era el joven más inteligente de Roma y fue adoptado por su tío abuelo, Julio César, Cónsul de la República, como heredero legítimo.
En el año 44 A. C., Julio César fue acusado de querer establecer una tiranía y su hombre de mayor confianza, Cayo Bruto, le dio la puñalada final sobre el mármol del senado. La República se convirtió en tierra de nadie. Cientos de personas morían en las guerras civiles entre las comarcas. Marco Antonio, el general plebeyo, aconsejado por Atia, pactó con los senadores una amnistía general a cambio de convertirse en Cónsul para pacificar Roma. Durante su gobierno gozó de gran popularidad por su carisma y su habilidad para atender a las necesidades del pueblo. El joven Octaviano no pudo tolerar que el amante de su madre, un plebeyo alcohólico y mujeriego, gobernara la República. Cayo Bruto, exiliado en Grecia también tenía planes de marchar con su ejército para restaurar el antiguo régimen.
Cuando Marco Antonio, después de haber perdido su primera batalla contra Octaviano, debió exiliarse en la Galia Cisalpina, fue Atia quien recorrió cientos de kilómetros para darle aliento. Del mismo modo, fue Atia de los Julios quien le aconsejó pactar una alianza provisoria con su hijo para derrotar a Bruto. También fue Atia, la mujer más implacable de Roma, quien, en el sótano de su casa, mandó torturar a los traidores hasta matarlos para arrancarles su confesión, pagándoles a sus esclavos con sexo para que lo hicieran.
Cuando Octaviano y Marco Antonio derrotaron y dieron muerte a Bruto en Grecia, su madre, Servilia de los Junios, supo inmediatamente a quien acudir por venganza. “Atia de los Julios, pido justicia” –gritó durante días, arrodillada sobre la calzada de Roma. Finalmente Atia se asomó a su puerta y escuchó la maldición a la que habría de condenarla Servilia:
- “Por los espíritus de mis ancestros te maldigo, Atia de los Julios. Que los perros te ultrajen, que tus hijos mueran y sus casas se quemen. Que vivas una vida larga y miserable llena de amargura y vergüenza. Dioses del averno, les ofrezco su cabeza, su boca, su aliento, su corazón, su hígado. Dioses del infierno, dejen que sufra profundamente, y yo me sacrificaré por ustedes.”
Así fue como Servilia se suicidó, dejándole su maldición de por vida.
Pero cuando el joven Octaviano, heredero del César, exilió a Marco Antonio en Egipto y la hambruna y la sequía asolaron a Roma por años, fue Atia quien cruzó el Mediterráneo para rogar que el general plebeyo les enviara granos. Marco Antonio, hipnotizado por las sustancias y los encantos de Cleopatra, se negó a verla. Atia regresó y su hijo decidió invadir Egipto.
Rápidamente el tribuno de Roma esparció la noticia de que el amado General, ahora Gobernador de Egipto, se pintaba los ojos con carbones emulando a los dioses de lo más bajo y compartía sus días con una reina tirana, en medio de orgías y ritos demoníacos. Fue entonces cuando Marco Antonio perdió el amor de su pueblo.
Acorralado por Octaviano y traicionado por Cleopatra, Marco Antonio se suicidó en el trono de Alejandría, usando su espada romana. Atia de los Julios se sumió durante meses en una profunda depresión.
Pero ese día en que el joven Octaviano se proclamó emperador, Atia de los Julios, la mujer más poderosa de Roma, se levantó de la cama, se puso sus mejores joyas y un hermoso vestido azul para acudir al senado. Su nuera no la dejó pasar, pero Atia, la mujer con la mirada más intimidante de Roma, la desafió:
- “Sé lo que estás pensando. Estás jurando que algún día me vas a destruir. Mujeres mucho mejores que tú han jurado lo mismo. Anda y ve a buscarlas.”
Atia tomó su lugar en el palco. En las calles, el cadáver de Marco Antonio, se paseaba en un carro mientras el pueblo lo escupía y apedreaba. Atia de los Julios, la mujer más bella y gélida de Roma, apartó con un gesto de desprecio la mirada de su hijo el emperador y con los ojos perdidos en las colinas lloró largamente, lloró por su gran amor.
El Imperio romano se fundó sobre las lágrimas de esta mujer. Entonces tal vez sea verdad:

Tal vez sí podamos elegir nuestra derrota.

12 comentarios:

  1. Atia de los julios no existio, es un personaje ficticio de la serie Rome de HBO

    Salu2!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. sí existió, se llamaba Atia Balba Cesonia

      Eliminar
  2. Y Bruto se suicido, no lo mataron, y hay un largo etcetera. No tiene mucho rigor historico la serie, es interesante, pero no para aprender historia.

    ResponderEliminar
  3. No entendiste... Es una narración apócrifa, ya sé. Qué importa el rigor histórico. Después de todo, toda construcción histórica es una ficción más o menos compartida.

    ResponderEliminar
  4. La serie de Roma es excelente aunque algunos hechos y personajes sean ficticios.

    ResponderEliminar
  5. La serie de Roma es una de las mejores versiones de producción que han podido presentar.

    ResponderEliminar
  6. Excelente, y estoy de acuerdo con la versión de HBO, es bien sabido que atrás del poder del hombre están las mujeres, aunque la historia oficial" diga otra cosa.

    ResponderEliminar
  7. A mi me encanto la serie, aunque no este apegada a la realidad. Me parece que despierta nuestra curiosidad y si queremos saber la realidad bien podríamos buscar en libros de historia.

    ResponderEliminar
  8. Los maldigo a todos en nombre de Atia de los Julios

    ResponderEliminar
  9. Excelente serie apegada en muchos casos a la historia en otros no lo que hace aún más embriagante

    ResponderEliminar
  10. La pobre Atia debió haber sido una matrona romana bastante aburrida. Y ni idea que fuera amante de Marco Antonio quien en ese momento estaba casado con Fulvia. Servilia también fue bastante más descafeinada y ciertamente nunca tuvo un romance lésbico con la hermana de Octavio, mujer conocida por su carácter amable, quien nunca fue pareja de Agripa. Ni Casio ni Bruto murieron de esa forma, ni Marco Antonio se suicidó en un trono y al pobre Cesarión lo matan cuando cruzaba la frontera. La serie Roma es excelente, fundamentalmente desde lo visual te introduce como ninguna en el día a día de un romano de a pie. Ahora no le pidas verosimilitud histórica. Espero que la gente no se confunda, como suelen hacer muchos en estos casos.

    ResponderEliminar

Contame qué te pareció...